jueves, enero 03, 2008

De temps en temps

Al fin se abrió la ventana que había permanecido cerrada durante tanto tiempo, y no por voluntad propia, algo indefinido se encargó de alejarse de ella pues los vientos eran fuertes y se corría el riesgo de una ráfaga helada que destruiría el encanto tibio de antaño.
Pues bien, no es sorpresa que al derrumbar la entrada el viento furioso haya azotado con violencia el triste nido menguante, despedazando por completo los frágiles restos. Pero las intenciones no fueron malignas, el resultado es comprensible, además, fue amable de su parte el poner fin a la agonía que experimentaba el feto.
Desgraciadamente, para dar paso al placer es necesario limpiar los escombros, analizar uno por uno, despedirse y finalmente deshacerse de ellos. Sólo así es posible respirar bajo la superficie.
Y es exactamente en este proceso donde descubrí nuevos habitantes y reencontré algunos viejos colegas y parásitos. Un ecosistema bastante curioso; tomando en cuenta que no existió ley alguna durante varias eras, el desorden era desconcertante y, sin embargo, armónico.
Es probable que la metamorfosis haya sido impulsada por designios superiores, como el breve lapso en el que la manecilla se detiene por completo, como si titubeara y dudara de ese poder cinético irreversible.
Pero no nos enfoquemos en la causa, el efecto es lo importante en el análisis ecuatorial. Me parece curioso visitar algo ya conocido pero tan cambiado que apenas y puedes ubicar los puntos cardinales. A pesar de todo se percibe la misma tonalidad, los mismos matices siguen presentes en cada suspiro que se convierte en sollozo.
Cada diálogo con los residentes aumenta un poco más la fuerza de gravedad, siguiendo un comportamiento casi exponencial e inversamente proporcional a los destellos.
¿A qué viene todo esto?
A la conclusión o, mejor dicho, a la nueva incógnita que ha tomado posesión del terreno ahora vacío y desolado.
Analicemos: si la respuesta no se encuentra en las biósferas intrínsecas, ni tampoco afuera, en la sede etérea, entonces ¿dónde buscar? Porque está claro que hay un problema. De no haberlo, no se habría quedado encerrado para empezar.
De vez en cuando el aire decide renovarse… y es entonces cuando tenemos otra oportunidad.